COLUMNA POLÍTICA 10 DE JULIO

Pasada la borrachera de la elección, Marco Bonilla debe retomar su trabajo como alcalde de Chihuahua. No todo es confeti. Tiene un gran paquete en el rubro de seguridad pública. Es impresionante el grado de violencia que se vive en la capital de la entidad. No todo son encuestas y miel comprada. Que aterrice de la nube de la gubernatura. Falta tanto. Le falta tanto.

De líneas hablamos. La declaración de Luisa María Alcalde, la guapa Secretaria de Gobernación, de que para ella sería un honor llegar a la presidencia de Morena, no huele, hiede a lineazo presidencial. Se reafirma aquello de que aquí vive el presidente, en este caso la presidente, el que manda vive enfrente, en este caso donde sea, incluso en casa de la chingada. El tiempo sólo da vueltas.

Ayer hubo reunión de gabinete. Apretón de tuercas flojas, conminación a acelerar el paso en vista de lo visto, mayor mística de servicio, aplicación de la máxima que no siempre se atiende, en el sentido de que la ciudadanía es primero. Lo de rigor, lo de siempre. Haber qué sale.

La tremenda Laura Corte trae un nuevo problema. A raíz de que la despidieron de la Clínica del ISSSTE, no se la ha acabado por tanta bronca. Es hora que no le pagan su liquidación, y como eso ya es ofender al eterno, ahora que regrese de Denver, a donde se fue buscando aire fresco, va a contrademandar. También empezará su campaña en pos de la alcaldía de Saucillo, su sueño más afiebrado. Viene con todo.

En radio pasillo de la Alcaldía el tema recurrente es quién sigue y quién se va. Si bien el jefe será el mismo, las circunstancias políticas serán otras. Compromisos a cumplir, rubro en el que el Alcalde es firme,nuevas maneras de trabajar, acercamiento e identificación con los relevistas del gabinete estatal. Nervios, sudores, rumores.