Algo. En el reparto de comisiones en el Congreso del Estado, fórmula que salvo los muy entendidos descifran, al diputado Roberto Carreón le correspondió la presidencia de Participación Ciudadana y Asuntos Electorales. Como que sí, como que quién sabe. No es de las primeras en el escalafón. De él dependerá darle valor agregado. Las vocalías que le otorgaron son otros cimientos en los que puede trabajar para cumplir y para su proyecto. Igual: de sí mismo dependerá.

Dijimos y reiteramos. De pronto en el PAN les da por jugar bola dura en sus procesos internos. Eso les ha ganado credibilidad entre sus bases, algo que en el PRI y sus cúpulas rara vez han logrado. A nivel presidencial, nunca. A nivel Estado, en los 40s del siglo pasado cuando le tuvieron que respetar su peso a Alfredo Chávez Amparán sobre el favorito del centro. A nivel Estado, a Patricio Martínez sobre Artemio Iglesias, el señalado por la cumbre. Sería todo. En el ámbito municipal, igual, a cuenta gotas la democracia. Lo anterior, porque si bien Daniela Alvarez es va muy por encima de Cristina Jiménez en la competencia por el PAN estatal, no se confiaron y la brindaron con soportes municipales por aquello de que se les fuera a aparecer el diablo como aquella vez a don Luis Avarez ante Francisco Bartio o a Eduardo Romero frente a Ramón Galindo. Los enanos a veces crecen.