Entendiendo el Movimiento Woke

Estos últimos días, ha causado revuelo por diferentes situaciones el movimiento woke. Este término, originalmente asociado con la conciencia ante las injusticias raciales, ha evolucionado para abarcar una amplia variedad de asuntos, incluyendo la identidad de género, los derechos humanos y el activismo político. Aunque muchas de estas preocupaciones reflejan anhelos humanos legítimos, es necesario evaluarlas a la luz de las Escrituras. ¿Cómo debe responder la Iglesia de Cristo a esta ideología? ¿Qué significa abordar la justicia social desde una perspectiva bíblica?
Por: Jorge Meléndez
No pretendo invalidar la búsqueda de justicia ni desacreditar las preocupaciones que motivan el movimiento woke, sino ofrecer una reflexión teológica sobre cómo el cristiano puede responder, discernir y actuar en medio de estos debates culturales.
Es cierto que la Biblia enseña que la justicia no es un concepto humano, sino una virtud que emana del carácter de Dios. El Señor es descrito como justo y recto en todas sus obras (Salmo 89:14). Desde la creación, Dios otorgó a la humanidad una dignidad única al ser hechos a Su imagen (Génesis 1:26-27). Esta dignidad establece que cada ser humano, independientemente de su etnia, género o posición social, tiene un valor intrínseco.
El llamado a la justicia es evidente a lo largo de las Escrituras. En Miqueas 6:8, se nos instruye a vivir de una manera que refleje el carácter de Dios: “hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con nuestro Dios”. De igual forma, Proverbios 31:8-9 nos exhorta a ser la voz de los que no tienen voz, abogando por los derechos de los pobres y necesitados. Este mandato encuentra su plenitud en las palabras de Jesús durante el Sermón del Monte, donde llama a sus seguidores a ser luz y sal en un mundo que carece de justicia y verdad, como se expresa en Mateo 5:13-16.
En este contexto, nosotros los cristianos estamos llamados a abogar por los oprimidos, proteger a los vulnerables y reflejar la compasión de Dios. Sin embargo, esta labor debe estar anclada en el Evangelio, el cual no solo transforma a las personas individualmente, sino que también tiene el poder de renovar sociedades enteras.
¿Cuál eso el problema con el movimiento Woke? Aunque este busca abordar problemas reales, su fundamento antropocéntrico y secular lo desvía de las verdades bíblicas. A continuación, te diré tres áreas de cuidado:
- Posee una visión errada de la naturaleza humana. La ideología woke frecuentemente presenta una visión optimista del ser humano, asumiendo que, con suficiente educación o activismo, las injusticias pueden ser erradicadas. Sin embargo, las Escrituras enseñan que el problema fundamental de la humanidad es el pecado. La injusticia, la opresión y las divisiones sociales no son meros productos de estructuras corruptas, sino la consecuencia del corazón caído del hombre (Romanos 3:23; Jeremías 17:9). Al ignorar la realidad del pecado, el movimiento woke busca soluciones temporales que no pueden resolver el problema raíz de la humanidad.
- Rechaza la verdad objetiva. El movimiento woke, en su afán por promover la inclusión, a menudo redefine conceptos como género, sexualidad e incluso justicia, basándolos en sentimientos subjetivos en lugar de en verdades universales. Sin embargo, la Palabra de Dios nos da un estándar absoluto para definir lo que es bueno, verdadero y justo (Salmo 19:7-9; Juan 17:17). Cuando la verdad objetiva de Dios es reemplazada por las percepciones cambiantes de la cultura, el resultado es confusión y división, no reconciliación.
- Da una falsa esperanza de redención. En lugar de buscar la reconciliación a través de Cristo, el movimiento woke tiende a promover una “justicia” que separa en lugar de unir. Conceptos como la “cultura de la cancelación” perpetúan el resentimiento y la división, en lugar de ofrecer gracia y restauración. La verdadera reconciliación solo puede lograrse mediante el Evangelio, donde Cristo derribó las barreras entre judíos y gentiles, haciendo de los dos un solo pueblo (Efesios 2:14-16).
La Respuesta Bíblica a las Injusticias Sociales. A pesar de las fallas del movimiento woke, los cristianos no debemos desentendernos de las preocupaciones que lo motivan. La justicia social no es un concepto humano, sino un mandato divino. Sin embargo, la forma en que tratamos estas cuestiones debe estar profundamente arraigada en las Escrituras. ¿Cómo debemos hacerlo?
- Reconociendo la soberanía de Dios. Los cristianos deben recordar que la justicia fluye del carácter de Dios. Cualquier esfuerzo por buscar justicia separado de Su autoridad está destinado al fracaso. Solo Dios, a través de Su Palabra, puede guiar a Su pueblo a actuar con verdadera justicia y misericordia.
- Proclamando el Evangelio como la solución central. La raíz de las injusticias sociales es el pecado, y la única solución verdadera es el poder transformador del Evangelio. La misión de la iglesia no es simplemente reformar sistemas sociales, sino proclamar a Cristo como la esperanza del mundo (Mateo 28:19-20). Cuando las personas son reconciliadas con Dios, también pueden ser reconciliadas entre sí.
- Abogando por la justicia con compasión y verdad. Los cristianos están llamados a defender a los oprimidos y hablar contra la injusticia, pero deben hacerlo con un espíritu de gracia, evitando el legalismo o la condenación. La justicia bíblica no busca venganza, sino restauración.
- Siendo luz en un mundo oscuro. La iglesia debe ser un modelo de justicia, misericordia y unidad. Cuando los creyentes viven en obediencia al Señor, reflejan la bondad de Dios al mundo (Mateo 5:16).
Como reflexión final debo decir que, el movimiento woke, aunque aborda preocupaciones legítimas, carece de un fundamento bíblico y una solución eterna. Su antropocentrismo y relativismo lo llevan a perseguir objetivos que, sin Cristo, son insostenibles. Los cristianos, por su parte, deben responder con discernimiento, reconociendo tanto las inquietudes legítimas que el movimiento plantea como sus peligros.
La justicia social, en última instancia, no es un fin en sí mismo, sino una expresión del Reino de Dios. Cuando los creyentes buscan justicia, lo hacen no para ganar el favor de los hombres, sino para glorificar a Aquel que es justo y misericordioso. En Cristo, encontramos no solo el modelo perfecto de justicia, sino también la esperanza de un día en que toda injusticia será completamente erradicada. Hasta entonces, nuestra misión es proclamar Su verdad con amor, actuar con justicia y esperar con fe el cumplimiento final de Su Reino.
No caigamos en la polarización ideológica ni en el activismo hueco, sino vivamos como testigos fieles del Evangelio, recordando que la verdadera justicia y reconciliación solo se encuentran en la persona y obra de Cristo.