Hay figuras que moldearon la cultura popular mexicana y que hicieron aportaciones que hasta el día de hoy siguen vigentes. Uno de esos personajes fue Pepe Arévalo, quien falleció ayer luego de haber permanecido hospitalizado durante un mes por un infarto cerebral.
Esta madrugada (viernes), un poquito antes de las 00:52 falleció mi papá. Un mes de batalla, todos los días trabajando con el infarto cerebral y bueno, luchó como un gran león. Tenía que descansar, estaba muy lastimado”, dijo su hijo José Luis Arévalo en el noticiero Despierta.
La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México lamentó la pérdida y recordó como “dedicó su vida a llevar la música tropical mexicana a nuevas alturas y fue reconocido como uno de los pilares del mambo, la cumbia y el cha-cha-chá en México.
Hoy, la ciudad lo despide con gratitud por sus invaluables contribuciones a nuestra cultura. Un pésame a toda su familia, especialmente a José Luis Arévalo, le mandamos un beso con mucho cariño y respeto”.
Al compositor y director de la orquesta Pepe Arévalo y sus Mulatos se le atribuye ser uno de los pioneros de la música afroantillana en México, donde desarrolló su carrera de una manera imparable desde la década de los 60.
A pesar del descontento de sus padres por la profesión que había elegido, Pepe no desvió el camino desde que decidió tomarlo a los 13 años y elegir el piano como su primer instrumento… aunque desde niño ya sabía tocar la guitarra.
La vida nocturna de una de las épocas de más cambios en México estuvo liderada por la música de Arévalo. El famoso pianista mexicano y director de orquesta trabajó en el Bar León localizado primero en la calle de Brasil en el Centro Histórico para después mudarse al 225 de la calle Querétaro, en la colonia Roma de la Ciudad de México, donde su presencia fue bien aceptada, con su orquesta completa, para los reyes Hassan II y Mohamed VI, del Reino de Marruecos, e incluyendo giras musicales en otros países como Holanda, Bélgica y España.
Trabajó con cubanos y mexicanos en varios grupos de son, en ciudades como Acapulco y el entonces Distrito Federal. También acompañó por tres años a Daniel Santos y por nueve años a Toña La Negra, hasta formar su propia orquesta, Pepe Arévalo y su Tremenda Charanga.
Como pionero de la música afroantillana, no le gustaba llamar salsa a su estilo, pues consideraba que era sólo un nombre comercial, sin embargo su repertorio cuenta con más de 300 canciones que hasta el día de hoy continúan vigentes como Falsaria / Oye Salomé, Traicionera, La tremenda charanga, Juana la cubana y Pedro Navajas, así como Caballo viejo y Tiburón en el malecón que fueron muy conocidas en su voz.
Con Julio Alfonso El Gallego en la época del Bar León en la calle de Brasil, en el Centro Histórico.
Arévalo hizo de Río Manzanares, compuesta por José Antonio López, uno de los temas que más popularizó, misma que ha sido interpretada también por músicos como Ray Pérez, La Sonora Matancera, Los Hermanos Armas, Papá Candito, Caco Senante, Los Dementes, Rolando Laserie, Raphy Leavitt y Orquesta La Selecta, entre muchos otros.
Su impacto en la cultura popular fue innegable y esto lo demostró a lo largo de casi 70 años que se mantuvo en los escenarios poniendo a bailar a quien lo escuchara sin importar si tocaba en la calle, un cabaret, un teatro de revista o en los salones de baile.
Formó parte del movimiento La rumba es cultura, el cual fue una idea de Froylán López Narváez, donde formó parte de los residentes que se presentaron en el Lunario del Auditorio Nacional en junio de 2019.
Todo cambia, cambian muchas cosas, pero lo que no debe cambiar jamás es el respeto a la música que muchos ya no tienen. A mí me ha dado todo, una forma de vida, jamás lo vi como negocio, pero me dio una carrera, gracias a ella he viajado y he conocido otras culturas, otros lenguajes —he actuado en siete ocasiones para la familia Real de Marruecos—, la música es universal y la rumba, el son, siguen siendo cultura”, señaló Arévalo en una entrevista a Proceso en ese año.
Y su aportación no pasó desapercibida. La Lotería Nacional emitió un billete en su honor, el Sindicato Único de Trabajadores de la Música (SUTM) le otorgó en 2023 el reconocimiento La Clave de la Música, colaboró con Javier Bátiz y Celia Cruz, y a su música la alcanzó la tecnología, entrando a Spotify con su legado donde llegó a tener más de 22 mil escuchas al mes.
Pepe Arévalo participó en varias cintas mexicanas junto con su orquesta Los Mulatos como Las piernas del millón, Lagunilla mi barrio, Pedro Navajas y El hijo de Pedro Navajas.
El mote de El Gran León le vino de la periodista Lourdes Guerrero, quien fue la madrina del Bar León en la colonia Roma en los años 80
Fue Lourdes quien salió con: El Gran León, creo que lo tomó de un libro que me regaló el día de la inauguración que se llama El Gran León de Dios (Great Lion of God), de Taylor Caldwell”, recordó Arévalo en los años 90 en una entrevista.
Tanto sus familiares como el SUTM se encuentran preparando un homenaje póstumo a Arévalo el 9 de marzo que se llevará a cabo en las instalaciones del sindicato ubicadas en la zona de Taxqueña.
Mi papá era evangélico y lo vamos a llevar a su iglesia que está en la colonia Morelos (de la Ciudad de México) y de ahí la idea es llevarlo a una funeraria conocida y el próximo domingo, 9 de marzo, invitar a todo el mundo porque queremos hacer un evento digno de mi papá.
Ya sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano, ya lo estábamos preparando, hay varias sorpresas por ahí. Queremos que sea en grande”, agregó su hijo durante la intervención que tuvo ayer en el noticiero matutino.
Hace casi seis años, el músico se lamentaba que en México hubiera dejado de existir la atractiva vida nocturna de antaño, por los índices delictivos y por la pseudomúsica que cualquiera hace.
Criticó a quienes “hacen sonidos con aparatejos para más de 15 mil o 20 mil personas, con luces, humo y otros artilugios escénicos”.
No hay magia verdadera, como tampoco serenatas, bohemias ni sobremesas con la familia, con canciones y guitarras. Antes, cuando un artista mexicano viajaba a cualquier país, Polonia, por ejemplo, debía aprender el idioma y conocer su cultura, costumbres, tradiciones, argot y modismos, yo llegaba con mi música y triunfaba, porque la música es el lenguaje de Dios”, dijo en una entrevista en la que recordó sus viajes a lo largo de seis décadas a lugares como Rusia, Alemania, Polonia, España, Inglaterra e Irlanda.
¿Qué más puedo pedirle a la vida? Nací músico, y eso es lo que he sido toda la vida. Comencé a trabajar en el ambiente musical muy jovencito y en estos días estoy cumpliendo 60 años de carrera”.
Con su esposa Alejandra Meyer y su hijo Josué.
Dijo sentirse satisfecho porque ha hecho cosas buenas, como ser honesto y serio en su carrera.
Antes de tener mi propia orquesta, fui pianista de figuras famosas como Toña La Negra (ocho años), Daniel Santos (tres años), Fernando Fernández y Pepe Jara”.
Con ellos viví una época mágica en un México que ya no es. El México que tenía una vida nocturna fabulosa y sana, con cabarets de primera, segunda, tercera y cuarta, así como teatros de revista que trabajaban casi todos los días, igual que los salones de baile.
Orquestas, conjuntos, mariachis, tríos, cantantes solistas, hacían las delicias de la noche en un sinnúmero de sitios que existían en la Ciudad de México. Estoy preocupado porque hemos perdido el respeto no sólo al artista, sino a toda la sociedad”, compartió.