Columna política jueves 4 de diciembre de 2025

Hace no muchos años, cuando se decía que las guerras del futuro serían por el agua, nos sonaba a ciencia ficción. Pues la ficción se ha hecho realidad, para nuestra mala suerte en México, para nuestra pésima suerte en Chihuahua y, para nuestra perra suerte, en nuestra región, donde 180 mil familias viven directamente de la agricultura. De ese tamaño es el daño.

No es una guerra convencional, Dios nos libre, pero es una guerra al fin y al cabo, y las guerras, ni ganadas, son buenas. Todos salimos perdiendo.

Anoche quedó claro que las protestas, los bloqueos, los acuerdos improvisados y las horas de espera afuera de San Lázaro no sirvieron para frenar la decisión del régimen. Morena y sus aliados sacaron adelante la nueva Ley General de Aguas y la reforma a la Ley de Aguas Nacionales con 328 votos a favor, 131 en contra y cinco abstenciones, un resultado que cayó como balde de agua helada entre los productores agrícolas que por días habían advertido que la aprobación significaría traición abierta al campo. La votación de anoche confirmó precisamente ese sentimiento.

Los diputados de Chihuahua dejaron ver sus alineamientos sin disfraces. La petista Greycy Durán votó en contra, rompiendo con la línea de Morena y enviando un mensaje que pocos esperaban. Lilia Aguilar del PT optó por abstenerse, un movimiento que en este tipo de temas se lee más como evasión que como postura. Y Nono Corral, representante de Cuauhtémoc y aliado natural de la 4T, votó a favor de la reforma, alineándose con Palacio Nacional. Del lado opositor, PAN, PRI y MC votaron en contra, pero con una mayoría oficialista tan amplia, lo único que pudieron hacer fue dejar claro el registro de sus votos sin poder modificar el desenlace. De los diputados federales chihuahuenses, Tony Meléndez ha sido el más activo

Mientras se daban estas votaciones, en redes empezaron a circular listas, fotografías y capturas de pantalla con los nombres y rostros de quienes avalaron la reforma. Usuarios del norte del país y especialmente de Chihuahua colocaron etiquetas donde acusan de traidores al campo a los legisladores que votaron a favor, una reacción emocional que refleja la tensión acumulada por quienes realmente viven del riego y han invertido su vida entera en hacerlo producir.

Las inconformidades de los agricultores no son nuevas, pero anoche escalaron a un nivel distinto. No solo se quejan de que las concesiones se convertirán en permisos sujetos a criterios inciertos, también señalan que la reforma abre la puerta para que la autoridad pueda retirar, modificar o negar el uso del agua bajo argumentos técnicos que consideran peligrosamente discrecionales. En el campo chihuahuense el mensaje se leyó así: después de décadas de inversión en pozos, electrificación, tuberías y sistemas de riego, ahora pueden tratarte como si estuvieras rentando el agua por temporada.

Las protestas comenzaron a tomar otra forma desde que se corrió la voz de que la ley ya estaba aprobada en lo general en la Cámara de Diputados y que el siguiente paso sería el Senado. Los productores bloquearon cuatro puentes internacionales en Ciudad Juárez, la carretera de Jiménez a Torreón amaneció cerrada completamente y anoche continuaban sumándose puntos de bloqueo en varios estados. En San Lázaro, los tractores rodearon el recinto legislativo y los productores anunciaron que podrían ir al Zócalo en los próximos días pese al operativo que se prepara para el festejo de los siete años de la llamada cuarta transformación.

Y mientras tanto, en el Senado, la presión también subió de golpe. Las instalaciones amanecieron tomadas por manifestantes y colectivos, lo que obligó a los operadores de la 4T a buscar una sede alterna para votar la ley de aguas. Se analiza si mover la sesión para sacar la aprobación en fast track, lo que confirmaría que la prioridad no es el diálogo sino acelerar el albazo antes de que el conflicto crezca aún más. No hay una sola señal de que los senadores de Morena y sus aliados tengan intención de frenar el proceso. Todo indica que quieren cerrar el capítulo cuanto antes para evitar que la presión social les reviente encima.

En Chihuahua, la postura política también se agitó. Maru Campos señaló públicamente la votación y dijo que ahora se ve quién defiende a Chihuahua y quién se debe a los intereses de su partido. Su mensaje pegó de lleno en los legisladores federales de Morena, PT y PVEM que avalaron la reforma. En un estado donde el agua es historia, identidad y cicatriz, cada voto tiene peso emocional y electoral.

El conflicto está lejos de terminar. La reforma ya pasó el primer filtro, pero lo que se encendió anoche no fue un trámite legislativo sino una confrontación que puede escalar todavía más. Entre un régimen decidido a imponer sus reglas y un sector agrícola que siente que le arrancaron el piso, el choque parece inevitable. El campo quedó solo en la votación, pero no está dispuesto a quedarse callado en la calle.

Y para no soltar el tema del agua, quien también salió a repartir parejo contra los diputados y senadores oficialistas fue el alcalde Jesús Valenciano, que no se escondió detrás de protocolos y dijo sin rodeos que si lo querían acusar de lucrar políticamente con la crisis, que se fueran a la chingada.

Valenciano se ha convertido en uno de los rostros más visibles en el norte del país defendiendo a los agricultores, algo que no sorprende a nadie porque desde la guerra del agua de 2020 ha peleado codo a codo con ellos y ha estado presente en cada conflicto hídrico que toca a Chihuahua. Por eso era natural que ahora volviera a plantarse firme, acompañando a los productores, mediando broncas y levantando la voz mientras la 4T intenta acelerar el albazo en el Senado.

Ayer mismo remató diciendo que si lo sacaban en la mañanera o si lo querían exhibir desde Palacio Nacional, él seguiría defendiendo al campo chihuahuense, a los agricultores y sus derechos, porque en este tema no piensa doblarse.

 

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