Columna política lunes 2 de junio de 2025

Hasta el 15 de junio, cuando se den a conocer los resultados, la elección de ayer, si es que puede llamarse elección, mantendrá la amarga espera de quienes compitieron con honestidad, confiando una vez más en que el pudor evitaría el cierre de la trampa. Ese día, los ciudadanos no saltarán de alegría, sino de ira, al descubrir que su confianza fue nuevamente defraudada, violada y burlada. Cuántos votos hubo ayer es lo de menos. Solo uno importaba, ese que aguardaba taimado bajo la sombra de una ceiba tabasqueña, esperando que sus lacayos le confirmaran que, una vez más, se había salido con la suya. A este, como a Díaz y otros dictadores, solo la fuerza ciudadana puede vencerlo. Pero hasta hoy no hay un hombre o una mujer con el valor de Madero o Carmen Serdán para expulsarlo a patadas. Hasta ese día, México seguirá teniendo el gobierno que merece. Todos estamos igual.
Con todo el poder en todas las instancias, el oficialismo pudo permitirse dejar pasar algunos nombres de linaje tradicional en el poder judicial. Con eso pretenden tapar el ojo al macho, alegando democracia. Así, colaron algunos nombres para ministros: Javier Rodolfo Acosta Mendoza, Carlos Mario Jiménez Holguín, Gabriel Humberto Sepúlveda Ramírez, entre otros. También Rubén Aguilar Gil, hijo del dueño del CDP, y Andrés Alfredo Pérez Howlet, del PRI. Todos entreverados para maquillar lo inmaquillable: el enorme fraude del domingo que acabó con el último reducto de la democracia mexicana.
Algo se mueve en el norte. Los resultados favorables a la oposición en las elecciones locales de Durango, junto con el bastión priista de Coahuila y Chihuahua, confirman la vocación democrática de esa región del país. Ahí está la historia, un soplo de esperanza, como en otras etapas de las luchas libertarias.
El mismo de siempre. Aprovechando el día de las elecciones, con resultados sospechosamente adelantados, AMLO salió de su catacumba selvática para recetarnos una de sus constelaciones de mentiras: que los jueces, ministros y magistrados fueron electos democráticamente. Mejor hubiera permanecido hundido en el cenote más profundo.