Columna política martes 3 de junio de 2025

En los corrillos políticos de la capital del estado, donde todo se sabe y todo se adivina, se asegura que, tras lograr el apoyo de la gobernadora para alcanzar su diputación federal, Alejandro Domínguez planea dar el «chaquetazo» hacia Morena. Su razonamiento: «Al fin y al cabo, ya hay muchos priistas allá». Los analistas ya le habían leído la jugada. Dicen que su «mánager» es el temido Alito, de quien se puede esperar lo peor. Y lo «pior» también.

Lento, lentísimo, avanza el simulacro de conteo del desastre electoral del domingo. Simulacro, porque nadie se traga la idea de que hubo una elección auténtica. Acordeones, siguiendo el ejemplo de AMLO, cero vigilancia en casillas desiertas, una sola urna para el revoltijo de las once boletas, nada de privacidad. Nada de legalidad como para hacernos creer que hubo una elección real. Selección sí, elección nunca. El vergonzoso resultado es una vergüenza mundial, una raya más en la piel rayada del decrépito tigre de Tabasco.

Si en la capital del estado traen sus intrigas, aquí también. El rumor local es que soplan vientos de cambio en Protección Civil. La razón, dura pero realista: el ineludible relevo generacional. Contra eso no hay remedio. El plazo, días después del próximo informe. Fechas fatales.

Para documentar el pesimismo: los únicos resultados filtrados de la «súper selección» del domingo, en la que se acabó con el último vestigio de democracia en México, apuntan al triunfo arrollador de los nueve ministros de la Tremenda Corte, cercanísimos a Morena, votados con ayuda de los acordeones, con Lenia Batres a la presidencia. Más transparencia, imposible.

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