Columna política martes 8 de abril de 2025

Carlos Baldemar Olivas Corral, célebre bajo el apodo de Carnation, porque en política hasta los motes suenan a perfume caro, es un político deliciense que desde los años 70 encontró en la Ciudad de México su tierra prometida. Ahí, en el Senado de la República, ha echado raíces tan profundas que parece parte del mobiliario. Fue candidato a la Presidencia Municipal de Chihuahua, precandidato a cuanto puesto se le cruzó por delante y ha desfilado por más partidos que un DJ en fin de año. Compadre cercano de Porfirio Muñoz Ledo y amigo de varias camadas de senadores, su trayectoria es un quién es quién del poder legislativo. Ayer, pasaditos los 70 y tantos años, recibió su doctorado en Administración Pública por el Instituto Nacional de Administración Pública, con mención honorífica incluida para el orgullo de la Loma de Pérez. El detalle no es menor: a esta edad, cuando otros buscan la jubilación, Carnation se cuelga un título que huele a ambición tardía. ¿Será que sueña con administrar algo más que su propia leyenda? El tiempo dirá si este doctorado es un broche de oro o un trampolín para algo más grande.

Por otro lado, parece que al fin se les prendió el foco a algunos. La CANACINTRA local, encabezada por el incansable Kabú Bejarano Arriaga, está dando un paso al frente que merece aplauso. Hoy arranca el primero de cuatro foros para poner bajo la lupa a los aspirantes al Poder Judicial, una movida brillante para que los ciudadanos sepamos qué traen en la cabeza, y en las manos, quienes podrían juzgarnos mañana. Los temas son de peso: derecho laboral, familiar, civil y penal. No es solo una buena idea, es un precedente que debería replicarse en cada rincón del país. Hasta ahora, son los pioneros en este ejercicio de transparencia, y ojalá no sean los últimos. Porque, vamos, en un país donde la justicia a veces parece un volado, saber quiénes son los que tiran la moneda no está de más.

En contraste, el debido proceso en el caso del accidente del domingo pasado, que dejó dos vidas en el camino, va a paso de tortuga con resaca. En la Fiscalía lo manejan con tanto cuidado que parece que temen romperlo como si fuera de cristal. No quieren apresurarse y que el caso se desmorone, dejando al culpable libre y feliz, pero tampoco es cosa de que se eternicen y se les escape Baltazar, como dice el dicho. Están cuidando cada detalle, y aunque la lentitud exaspera, hay que reconocer que prefieren un proceso sólido a un show mediático que termine en nada. La presión está en equilibrar justicia con eficacia. Ayer hubo una manifestación por parte de familiares y amigos, y en redes circularon fotos del posible responsable, poniendo así más presión sobre las autoridades. Veremos y diremos si hoy hay avances sobre el caso.

Mientras tanto, la Vuelta Internacional Ciclista del Festival de la Fundación se perfila como el gran evento de la semana. A partir del jueves, las livianas jacas de acero y carbón rodarán de aquí a Satevó en una carrera que ya se posiciona entre las más competitivas del norte del país, con ciclistas de varias entidades y hasta del otro lado de la frontera. Es una fiesta sobre ruedas que promete emoción y sudor, pero se siente un vacío: ¿por qué no le pusieron el nombre de José Luis Granados, el legendario jaco deliciense que brilló en la Vuelta a México de los 60? Habría sido un guiño perfecto a la historia local y un gancho para darle más identidad a este evento que ya pinta para clásico.

Y en el ring de las intrigas políticas, Alejandro Domínguez, el presidente estatal del PRI que parece dirigir con libreto de villano de telenovela, se lució otra vez. Con maña de tahúr, orquestó la caída de Carlos Manjarrez en la CNC, aprovechando que el exdirigente aún no dominaba el arte de esquivar puñaladas por la espalda. La visita de Cruz Pérez Cuéllar fue la coartada perfecta, pero Domínguez, fiel a su estilo de trilero, intentó desviar culpas hacia Chela Ortiz. Craso error: ya todos lo tienen bien leído. Este hombre juega al ajedrez político con piezas trucadas, pero el tablero lo está traicionando. Su maniobra no solo exhibe su colmillo, sino también la fragilidad del PRI local, donde las traiciones internas son más espectaculares que los resultados en las urnas.