Columna política miércoles 22 de enero de 2025

A propósito de trumpadas, que están tan de moda y van para largo.

En 1848, luego de invadirnos, se firmó el tratado de Guadalupe Hidalgo, que le costó a México más de la mitad de su territorio.
Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Colorado, parte de Utah, la Alta California y Wyoming pasaron a ser territorio gringo.
Más de 300 mil kilómetros cuadrados,en los que caben España, Francia, Reino Unido, Alemania, Portugal, Italia, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Hungría y Croacia.
Los espejitos a cambio: dos miserables millones de pesos.

Chihuahua pagó su cuota de sangre en la batalla de Sacramento, donde la juventud capitalina fue sacrificada ante las experimentadas tropas extranjeras.

Aquí cerca, en lo que hoy es Rosales, entonces Santa Cruz de Tapacolmes, con el país ya rendido ante los invasores, con la bandera gringa ondeando en Chapultepec y el Palacio Nacional, con la paz ya firmada, fue atacada y su población masacrada.

Pero los trumpistas de ayer querían más, y en 1854 compraron en 13 millones de pesos 74,854 kilómetros cuadrados ubicados entre Nuevo México y Arizona, cedidos groseramente al voraz vecino para que tendiera un ferrocarril a California.
Pero no fue todo.

Cinco años después, durante el largo gobierno de Juárez, fue firmado el infame Tratado Mc Lane Ocampo, bueno para ceder a Estados Unidos el libre tránsito por el Ismo de Tehuantepec y vía libre por Matamoros, Mazatlán, Guaymas y Nogales, incluida una fuerza militar y el cobro de los derechos aduanales. Solo faltó que se les incaran.

A, cambio, recibirían dólares y armas para luchar contra los conservadores.
El trato estaba hecho, avalado por la patriótica firma del Benemérito, pero increíblemente el presidente gringo en turno votó en contra y no hubo de piña.
Para los chihuahuenses, la vergüenza fue doble.

Juárez estaba en Chihuahua cuando recibió la noticia de que su colega gringo le había salvado la cara.

Iba de huida hacia Paso del Norte, donde lo querían tanto que acordaron hacerlo diputado por el Cantón Bravos para que gozara de fuero si no restablecía su gobierno.

Y ahora, en el frío ahora, Trump va, por lo pronto, por el Golfo de México.
Por algo hay que empezar, ha de pensar el zafio.

Tiempo habrá para pasar de cambiarle el nombre a adueñarnos de todo.
Imposible ser optimistas.
Yes, sir.