Columna política viernes 30 de mayo de 2025

Luis Carlos Loya, presidente del PRI local, llegó con entusiasmo. Ha revolucionado algunas actividades que no aportaban nada, como las tediosas reuniones semanales, monopolizadas por una o dos voces ansiosas por ser escuchadas, marcadas por la demagogia de los tiempos de Elías Calles y por otros vicios ancestrales que han llevado al partido al lugar donde se encuentra. Que así continúe el joven Loya, quien cuenta con habilidad política, ganas y hambre de hacer bien las cosas.

A seis meses del inicio del año electoral, un balance preliminar muestra que las administraciones municipales regionales oscilan entre un 70 y un 50 en eficiencia y productividad. Predominan las deficientes. La de aquí ha destacado en pavimentación, educación, fomento a la inversión, un fuerte impulso al turismo y al deporte, además de mantener un buen ritmo en el ámbito cultural. Ha establecido redes sólidas con el empresariado, fortalecido la relación con el Estado y gestionado de manera eficiente, al igual que en seguridad pública y suministro de agua potable. En Meoqui y Julimes se observa un desempeño similar, en Jiménez una gestión muy buena, regular en La Cruz y San Pancho. Sin embargo, en Camargo, Saucillo y Rosales la situación es desastrosa: escasa obra pública, nulo enlace con la sociedad civil, abusos de autoridad (especialmente en vialidad), falta de promoción a la inversión, estancamiento en el turismo, cuentas poco transparentes, incapacidad e indolencia. Un auténtico desastre. Y en Saucillo y Rosales, sorprendentemente, aún sueñan con la reelección. En otro mundo.

Para octubre, es probable que se realice un encuentro internacional vinícola, según los planes de Turismo estatal. Sería un gran éxito, similar o superior al primer y, hasta ahora, único Festival del Vino organizado por Tony Meléndez, el Museo del Desierto y, en menor medida, por la administración municipal encabezada por Jaime Beltrán del Río, hace años.

Malos augurios. La amenaza de un bombazo en el edificio del Poder Judicial estatal, la abundante vigilancia militar en la zona, la presencia de personas foráneas deambulando por las calles y el reparto descarado de «acordeones» generan preocupación. Ojalá sean solo rumores infundados y la elección del domingo transcurra en paz y seguridad. De legitimidad, mejor ni hablar, salvo por las honrosas excepciones de personas íntegras, probas y competentes que compiten limpiamente. Ganan los malos, los obedientes al poder, los «noroñazos», los «monrealazos», los corruptos. El México heredado, el México del vejete infame.

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