Los siete milagros de Luz María: crónica de una vida salvada en el Fortaleza

El martes 23 de octubre del año pasado, durante un sepelio en Las Varas, sufrió el primero de dos infartos agudos al miocardio.

El segundo, ya dentro de la Clínica Fortaleza de Delicias, donde comenzaría una historia clínica y humana que marcó un antes y un después en la medicina regional. Vecina de Ampliación Orranteño, municipio de Saucillo, no imaginó que ese día su vida quedaría pendiendo de un hilo y que, gracias a una cadena de diocidencias, coincidencias y aciertos médicos, humanos y tecnológicos, saldría adelante contra todo pronóstico.

“Iba con la señora Claudia García de Gallegos caminando tras la carroza, como se acostumbra en los pueblos. Al detenerse la carroza me subí a la camioneta de mi esposo,Homero Loya García, quien también iba en la procesión. A los pocos minutos empecé a sentirme mal. Sudaba frío. Me doblaba un dolor intenso en el pecho, que se me iba al brazo izquierdo. Algo colapsaba dentro de mi. Le grité a mi marido que me llevara a Delicias, que le pisara”. Y le pisó, al tiempo que marcaban al 911. Les contestaban diciéndoles que se detuvieran y les indicaran el lugar donde estaban para llegar a auxiliarlos. No lo hicieron por temor a que no los ubicaran, recordando una experiencia poco agradable.

Hoy, que pasó la urgencia, desean que exista una mayor coordinación en los cuerpos de emergencia, pues les consta que cada segundo cuenta. Volaron por caminos rurales hasta Delicias.Sortearon brechas y calles.Pasaron por Colonia Hidalgo, Leche Zaragoza, la Caseta del Federal,Lotes Urbanos y las vías del tren, hasta que llegaron a la Clínica Fortaleza, el único hospital de la ciudad con sala de hemodinamia, algo que resultó fundamental para la señora. Y ocurrió el primer milagro.

Fue recibida en Urgencias por el doctor Sergio Chaparro Calderón, su vecino y excompañero de escuela sus hijos Homero, Ricardo y Fernando, quien de inmediato detectó signos de un síndrome coronario agudo complicado. «Ver al amigo de mis hijos me dio una confianza tremenda.Dentro del peligro ,fue un inicio alentador». Sin perder tiempo, el doctor solicitó la presencia del internista Issac Yáñez Quiñones, quien acudió de inmediato. Con agilidad diagnóstica y temple clínico, el también nativo de Ampliación Orranteño interpretó la gravedad del caso y lideró el proceso de estabilización, determinando la necesidad de una intervención coronaria urgente. Esa decisión tan oportuna cambió el curso de los acontecimientos.

Ahí se dio el segundo milagro. “En medio del dolor, lo alcancé a ver. Sí, era él ,mi paisano.Me dio una paz inmediata.Su voz y su seguridad me hicieron sentir que estaba en el lugar correcto, con la gente correcta. Desde entonces, él se convirtió en el médico que guía el control de mis enfermedades metabólicas.Fue quien me dio de alta y me acompañó a la puerta».

Aquel día no solo se salvó una vida. También se escribió una nueva página en la medicina deliciense: por primera vez se realizó una intervención coronaria percutánea en Delicias, en la única sala de hemodinamia disponible en la ciudad. Ya en quirófano, otro milagro. Recuerda el rostro familiar del anestesiólogo Jaime Gallegos García, hijo de la señora con la que caminaba al inicio de la traumática jornada. Él la adormecería. Todo semejaba un símbolo, un milagro reciclado. Minutos después arribaron de la ciudad de Chihuahua los cardiólogos intervencionistas Daniel Frías y Manuel Rodríguez, quienes junto al equipo Fortaleza y bajo condiciones óptimas, realizaron exitosamente la colocación de múltiples stents en una sola intervención, restaurando por completo el flujo coronario. “Recuerdo que preguntaron si aceptábamos que me pusieran todos los stents de una vez. Les dije que sí. Que no dejáramos nada a la suerte. Quería vivir.Y aquí estoy.”

La intervención fue observada desde la vidriera de la sala por varios médicos locales, concientes de que presenciaban un hecho histórico para la salud de la región. No solo se diagnosticó un infarto en el instante clave. También se resolvió con tecnología, rapidez y decisiones clínicas precisas. Luz María se felicita por haber confiado en su hospital local. “Pocos días antes, un conocido con un problema parecido al mío, decidió irse a Chihuahua y murió en el trayecto. Yo me quedé. Tuve fe y confianza en mis médicos y no me equivoqué. Aquí estoy.» La agradable plática transcurre en la quietud de su casa, con la gala del trato de las personas de pueblo, un pueblo por cierto muy limpio ,con el plus de que están estrenando carretera, que luce flamante, envidiable, sin un solo bache. El sol cae y recuerda una vivencia más en relación a la épica vivida en Fortaleza . «Otro conocido me había dicho que le dolió mucho el cateterismo que le hicieron meses antes del mío.

Yo, gracias a Dios y a mis doctores, no sentí nada. Ni miedo ni dolor.” Como recordando una travesura, sonríe a la vez que se asoma por la ventana a ver los últimos destellos del día. «Soy sobreviviente al cáncer por tres ocasiones. Antes de esta crisis con final feliz, estaba cursando una maestría en Administración de Empresas, que tuve que interrumpir. Estoy por reanudarla en línea. Ese será mi séptimo milagro».