Columna política martes 28 de octubre de 2025

Pandeó el cúnico. Ayer temprano, Mauro López Velarde soltó el borrego prieto de que estaban vaciando Las Vírgenes. Llovieron llamadas, redes, chats. Finalmente fue eso: un borrego tempranero. Lo que sí es cierto es que existe un preacuerdo de que el 1.º de septiembre se firmará el compromiso de ceder 100 millones de metros cúbicos en abono al atraso en el pago quinquenal del tratado. ¡Cartucheras al cañón!
Este fin de semana los vientos internos del PAN volverán a soplar en Delicias, y no precisamente por una elección de gran formato, sino por algo que, aunque parezca menor, dice mucho del ánimo que se vive dentro del partido: la renovación de la Promoción Política de la Mujer, PPM. Se registraron dos aspirantes: la regidora Tencha Jáquez y la arquitecta Tania Santos.
Desde el fin de semana pasado, las redes comenzaron a reflejar el pulso interno: cada equipo jalando por su lado, promocionando a su candidata, echándole sabor al proceso que se perfila reñido y con mucho simbolismo rumbo al 27.
Hoy la presidencia del PPM la sostiene Susana Vizcarra, pero el método elegido por la dirigencia local fue abrir la votación a la militancia y no irse por la clásica designación. Es decir, el PAN de Delicias optó por volver a sus orígenes: a la urna, al voto, a la participación. Un gesto que, aunque interno, proyecta un mensaje político claro hacia fuera: que Acción Nacional quiere relanzarse con aire de democracia interna y apertura.
Más allá de quién gane, el solo hecho de que existan dos planillas y que se activen los cuadros femeninos del partido, ya genera movimiento y conversación.
Y eso, en estos tiempos donde otros partidos llega el clásico dedazo, le ayuda al PAN a mantener viva la narrativa de que sus procesos se abren, se disputan y se ganan en buena lid.
El fin sabremos quién se queda con el encargo, pero también veremos cómo se acomodan las piezas después del proceso. Porque como en toda elección interna, vendrá la operación cicatriz… y la pregunta será si logran que no quede marca visible.
El fin de semana en Guachochi la violencia volvió a golpear con fuerza. Siete personas fueron ejecutadas, entre ellas un profesor y parte de su familia, víctimas colaterales de un enfrentamiento entre civiles armados que dejó además varios heridos. Las imágenes que circularon reflejan una realidad dolorosa en la Sierra Tarahumara, donde el Estado aparece solo cuando todo ha pasado, cuando los cuerpos ya están tendidos y las promesas de justicia comienzan a repetirse como eco.
Ayer lunes, la cifra de sangre volvió a moverse con otros siete ejecutados en distintos puntos del estado, confirmando que la violencia no se detiene y que el clima de inseguridad sigue extendiéndose. En Huachochi, el alcalde ha pedido apoyo, prácticamente suplicando la presencia del Estado y de la Federación para contener una ola que ya no respeta fronteras ni horarios.
Sin embargo, hay que reconocerlo y agradecerlo: en Delicias y la región centro sur vivimos una realidad muy distinta. Aquí la paz se respira de otra manera, las familias pueden salir con tranquilidad, los comercios siguen abiertos y la convivencia social mantiene su equilibrio. La diferencia con lo que ocurre en otras partes del Estado es muy evidente.
Delicias es, por ahora, un oasis dentro del estado. Y ojalá que siga siéndolo, siempre y cuando las autoridades y la sociedad no bajen la guardia, porque la paz también se construye todos los días.


