Columna política miércoles 17 de septiembre de 2025

Diversas ceremonias del Grito de Independencia se llevaron a cabo en el país. Las de Delicias y Meoqui fueron alegres, creativas y muy concurridas

En cambio, las de Saucillo y Rosales carecieron de fervor patrio y tuvieron escasa asistencia, como si solo se realizaran por cumplir.

Aquí, decenas de familias, jóvenes y niños, le pidieron la selfie al alcalde Jesús Valenciano, que antes y al finalizar el acto protocolario, estuvo caminando por el Reloj Público y saludando a la raza que acudió a la fiesta.

Las de la capital del estado y Ciudad Juárez destacaron por ser tumultuosas e innovadoras. En Jiutepec, Morelos, el Grito fue peculiar: el alcalde gritó «¡Viva José Ortiz de Domínguez!», confundiendo el nombre de Josefa Ortiz de Domínguez. ¿Equidad de género, matrimonio igualitario o simple desconocimiento histórico? Otro grito incluyó el nombre de soltera de la Corregidora, lo que algunos interpretaron como feminismo adelantado a su época, aunque más bien parece un error histórico.

En Zacatecas, el gobernador, de la prolífica estirpe Monreal, fue abucheado y recibió rechiflas por su discurso, considerado oportunista al ensalzar a la 4T en tiempos turbulentos, marcados por escándalos de huachicol fiscal. En Poza Rica y Villa de Santiago hubo empujones y disturbios. En Piedras Negras, dos drones chocaron, dejando varios heridos. Y en Sinaloa, ni siquiera hubo Grito por la violencia que ha sumergido a ese Estado. En el pregón de Palacio Nacional, la figura rígida y robótica del «esposo real» desató una ola de memes.

En otra ceremonia previa, el presidente de la Suprema Corte, visiblemente incómodo, no aplaudió al presentar a Kenia López, representante de los diputados federales. Podría alegar «usos y costumbres indígenas», pero no es indígena, y estas comunidades son conocidas por su cortesía.

La derrota del Canelo Álvarez en el boxeo fue un respiro para el deporte, opacado por el espectáculo. El promotor, de origen árabe, tuvo el acierto de omitir el Himno Nacional en el evento. ¿Temió que Coque Muñiz lo cantara y volviera a equivocarse, o intuyó abucheos por los escándalos de huachicol fiscal? En cualquier caso, fue una decisión acertada. ¿Qué lugar tiene nuestro himno en una función de boxeo, y más aún después de la derrota del Canelo?

En el desfile de la Ciudad de México, el almirante Raymundo Pedro Morales no podía disimular su vergüenza. Era su primer Grito y le tocó soportar una situación bochornosa. La presidenta, con más experiencia, manejó mejor el trance. García Harfuch, por su parte, evitó subir al templete, tal vez por seguridad o para no robar reflectores. Es el «Hombre Araña» del momento. «De la chingada, mi representante», se quejaron algunos. Quizás prefirió practicar tiro con fuego real, consciente de que está de moda.

El «Tío Richy» organizó su propio Grito, incapaz de resistir el llamado patrio. Con este acto, prácticamente se destapó como candidato presidencial. No parece faltarle con qué financiar el partido que elija.

La tragedia marcó los festejos en Carretas y Santa Isabel, donde el Grito se tiñó de luto. Varios miembros de una misma familia murieron y negocios quedaron calcinados. Es urgente que el reciente convenio entre los gobiernos federal y estatal rinda frutos. Esa región lleva años sumida en la violencia y no puede seguir así. Que el Plan Centinela acelere resultados, que las ideologías no dividan, sino unan en el objetivo común de devolvernos la paz. Dos mujeres, la presidenta y la gobernadora, deben trabajar en equipo por el bien de todos. Que no quede en promesas.

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