Columna política miércoles 5 de noviembre de 2025

El toqueteo. Si alguien como ese calenturiento que ayer acosó a la presidenta en plena calle, en público y rodeada de guaruras, pudo hacerlo con tal descaro, con mucha más razón pudieron haber matado el domingo a Carlos Manzo mientras abrazaba a sus hijos y su esposa. A menos, claro, que el grosero agasajo presidencial sea una de tantas cajas chinas que utilizan para distraer la atención ciudadana, como de inmediato se sospechó. Vivimos días de furia, confusión y descontrol. En plena ley de la selva, con la autoridad rebasada por todos lados. Esa es nuestra infame realidad.

Luis Donaldo Colosio Jr. rompió el silencio. Su voz en el Senado, al hablar del asesinato de Carlos Manso, estremeció al país y reabrió heridas que nunca cerraron. No fue un discurso más: fue el eco de una historia que se repite, de una tragedia que el poder no ha sabido, o no ha querido, detener.

Cuando parecía que la esperanza se apagaba con Manso, apareció Colosio, con la fuerza serena de quien carga un legado y lo transforma en causa. México escuchó otra vez el apellido Colosio, pero esta vez no como recuerdo, sino como llamado.

Porque cuando matan la esperanza, siempre nace otra. Y esta nació con nombre y voz.

Ayer estuvo en Delicias el senador Mario Vásquez, acompañado por David Gallegos, Mabeto Mata y varios regidores panistas, para hablar de la temida reforma a la Ley de Aguas Nacionales, esa que trae con el alma en vilo a los agricultores de Chihuahua y de todo el país. Dicen que la iniciativa podría abrir la puerta a que el gobierno central controle el uso del agua, limite concesiones y meta mano en los distritos de riego, lo que equivaldría a ponerle candado al campo y tirar la llave al mar.

El senador aprovechó la vuelta para hablar del tema en conferencia de prensa y de paso calentar motores rumbo a su informe legislativo de este sábado en la capital. Mató dos pájaros de un tiro, vino a Delicias, se dejó ver y de paso levantó polvo político en torno a la ley que hoy tiene a los productores más nerviosos que en tiempo de sequía.

La reforma aún no tiene fecha para votarse, pero los ánimos ya hierven. En el campo, dicen, el agua no se discute, se defiende.

Hoy al mediodía, en Palacio Estatal, se anunciarán las fechas del Doctor Vagón, el tren-hospital que ofrece atención médica gratuita. Entre los servicios que brinda están consultas generales, laboratorio, optometría, odontología, ginecología, pediatría, mastografías con apoyo de FUCAM, radiografías y vasectomías ambulatorias, además de entrega de medicamentos, lentes y auxiliares auditivos sin costo.

No se piden requisitos, únicamente llegar temprano para apartar ficha, ya que se otorgan alrededor de 500 atenciones diarias. En Delicias se espera su visita a finales de este mes, a la espera de la confirmación oficial que se dará hoy.

Otro remolino se forma en el panorama político nacional: el posible estreno de la revocación de mandato, figura recientemente incorporada a la vida pública. El motivo es evidente: la gravísima situación que se vive, la sacudida que está recibiendo el sistema y los numerosos eventos delicados que impactan no solo al interior del país, sino también al exterior, en vísperas de la revisión del T-MEC. En la euforia natural que esta posibilidad ha provocado, se olvida algo fundamental: con el control absoluto del Congreso de la Unión, donde se contabilizarían los votos, ejercido por el bando oficialista, podría ser salir de Guatemala para entrar a Guatepeor. En el supuesto de que se votara por el fin del mandato presidencial actual, los partidos oficiales pondrían un relevo de su propio bando: un Augusto, un Monreal o hasta un Noroña. De terror.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba